La zona del Medio Vinalopó ofrece al visitante una experiencia única de ruralidad y placeres del paladar. La carretera comarcal CV-83 nos adentra en un valle fértil salpicado de vides, olivos y almendros que inundan todos los sentidos. Los tonos verdes, rojizos y ocres rompen el azul intenso de un cielo protegido por las laderas frondosas de las sierras de Salinas y Carche, el Monte Coto y el Cabezo de la Sal. En Pinoso, localidad donde la mano del hombre ha modificado sustancialmente el paisaje, nos encontramos paradójicamente en una zona de gran valor ecológico por su flora primitiva y su fauna autóctona. Si a ello le sumamos una gastronomía que singulariza por su arroz con conejo y caracoles y sus embutidos y unos vinos con solera, tendremos la ocasión de descubrir placeres que permanecen escondidos en el alma más rural de la Costa Blanca.
Junto al Río Vinalopó y a los pies de la Sierra de la Fontanella se encuentra la localidad de Monóvar, cuyas primeras referencias históricas datan del siglo XIII, después de la Reconquista. Cuna del vino Fondillón, elaborado únicamente con uva monastrell y conocido mundialmente, como así se refleja en las referencias aparecidas en textos de William Shakespeare o Alejandro Dumas, Monóvar cuenta también con un paisaje natural envidiable debido las aguas limpias del río y el bosque de pino carrasco y encina.
Salpicados por la comarca, los pequeños pueblos de Hondón de los Frailes, Hondón de las Nieves, Algueña y La Romana mantienen un origen árabe común y una agricultura basada en la denominación de origen "Uva de mesa embolsada del Vinalopó , que incluye, además, los municipios de Agost, Aspe, Monforte del Cid y Novelda. Al paseo sereno y apaciguado por estas localidades, se une la delicia de visitar en Hondón de las Nieves la Parroquia de Nuestra Señora de las Nieves, erigida en el año 1746 sobre la ermita de San Pedro de estilo barroco y donde recientemente se ha descubierto pinturas murales del s. XVIII
Los amantes de la arquitectura modernista encontrarán razones para otro algo en el camino a su paso por Novelda, donde floreció este estilo como prueban algunos edificios excelentemente conservados, como la Casa Museo, el centro cultural Gómez-Tortosa, la Casa Mira o el Santuario de la Magdalena.