Abierta a la cultura, a la innovación, al arte, a la gastronomía, a la diversidad, a la fiesta y a la tradición, a los que ya la conocen y a quienes la quieren conocer. Monóvar es un municipio que merece la pena visitar.
Pasear por sus tranquilas calles, disfrutar de sus edificios emblemáticos, de sus privilegiadas vistas panorámicas sobre el valle del Vinalopó, de sus pedanías y parajes naturales, de sus gentes, sus zonas rurales donde se conserva el desarrollo tradicional de la zona con numerosos ejemplos de arquitectura rural….. el encanto de ser pueblo está presente en cada rincón de su término municipal.
Fruto de la diversidad cultural, Monóvar es una ciudad marcada por el carisma de las diferentes culturas que a lo largo de los tiempos lo han poblado. Iberos, romanos, árabes y cristianos... Monóvar es pasado, presente y todo lo que aún queda por llegar y disfrutar. También célebre por ser lugar de nacimiento del escritor del 98, Azorín, y cuya casa, donde paso parte de su juventud, actualmente es un espléndido museo dedicado a su memoria.
Los inviernos suaves y las cálidas temperaturas durante el verano, otorgan a Monóvar una climatología atractiva durante todo el año.
Monóvar es además una ciudad de tradiciones. Tradición en la cocina, con las más típicas recetas monoveras, donde el arroz y los gazpachos se erigen como principales protagonistas; también es muy conocido y recomendable el vino Fondillón, y los vinos producidos en estas tierras. Son tradición las fiestas llenas de solera y encanto. Pero si hay algo que define al pueblo de Monóvar es sin duda el carácter hospitalario y acogedor de sus gentes. Tradición e innovación se combinan en un pueblo con raíces, pero abierto al cambio.
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