Más de 300 hoteles además de casas rurales en edificios históricos,
centros con spa o campings en plena naturaleza completan una amplia
oferta para quedarse
Un visitante podría pasar un mes en la Costa Blanca y saltar de un hotel de cinco estrellas en primera línea de playa a un parador nacional, a un centro para cuidar el cuerpo, a una antigua alquería situada en medio de la montaña o a un camping en pleno parque natural. Todo ello con una distancia que no supera los 100 kilómetros de distancia.
Y es que la Costa Blanca se ha ido fortaleciendo con el paso del tiempo creando una infraestructura llena de matices para satisfacer la creciente demanda de alojamientos que cada vez es más exigente. Disfrutar de la playa no significa renunciar al relax de un buen spa. Practicar senderismo o conocer el patrimonio cultural del interior no implica que cuando cae el sol se quiera descansar en una casa con encanto y con mucha historia.
Son más de 300 establecimientos hoteleros los que ofrece la provincia, con más de 60.000 plazas.
Algunos de cinco estrellas y en lugares tan dispares como el centro de Alicante, primera línea de playa en Villajoyosa, un emplazamiento de ensueño en el Albir o el frente marítimo de Jávea. Pero también encontramos cerca de dos centenares de casas rurales con encanto, acondicionadas en antiguas masías, alquerías, molinos o palacetes. Muchos de ellos para los que quieren ser fieles a la protección del medio ambiente, los amantes de la ecología o simplemente para los que buscan la paz en un entorno privilegiado. Y sin olvidar los cerca de 30 camping esparcidos por todo el territorio ni las amplias posibilidades de conseguir alojamientos turísticos de temporada.
Una oferta amplia, variada y de calidad, que ayudan a encontrar páginas como Temps, o la que acaba de poner en marcha la Asociación de Provincial de Hoteles de Alicante, mi findé más largo, que incluye alojamiento y visitas guiadas.